domingo, 27 de julio de 2008

La familia volvió a crecer

Y es que si éramos pocos... al final acabamos con otro bicho más, a este paso nuestra casa se convertirá en un zoológico. Bueno no es para tanto pero lo cierto es que con una gata y los peces parecía suficiente, pero al final nos hemos liado la manta a la cabeza. Tras unos años dándole la vara a Jesús con tener otro gato, ahora que parecía habérseme olvidado un poco, al final hemos traído a un nuevo gatito a nuestro hogar. Fue hace unas cuantas semanas, a finales de Junio un día de partido de Eurocopa (creo que España-Rusia). Pues un domingo cualquiera fuimos a por comida para nuestra gata pero el sitio estaba cerrado y nos metimos en la tienda que hay dentro del Parque Corrredor. Allí ya estábamos perdidos, no me gusta coger gatos de tiendas de animales, pero en uno de esos cajones tenían a 4 cachorros de los comunes europeos. Uno de ellos estaba marginado y no hacían más que molestarle y bueno si pegarle, que ni cagar tranquilo lo dejaban. Nos dió mucha pena aquel bicho en los huesos que ya no sabía como soportar los abusos de los otros.

Compramos algunas cosas para los peces y salimos, no sabíamos que hacer, pero si caímos y nos lo trajimos a casa, un pequeñajo a rayas rubios y con unos ojos azul grisáceos impresionantes, de tan sólo seis semanas. Nos lo dieron en una caja de cartón y así llegó a casa, tan pequeño que nos daba miedo pisarlo. Astrid por supuesto se enfadó, al principio no lo veía pero en cuanto oyó el primer miau y vió que salía de la caja no quiso saber nada, excepto hacernos saber su desaprobación bufando y gruñendo. Jesús andaba algo asustado por si les pasaba algo pero al final en una semana ya todo estaba tranquilo. Ahora no paran de jugar, por las noches es una locura pero son entrañables y dan ganas de comérselos.

El peque tiene de nombre Kyo, y es un trasto aún, te tira las plantas, lo muerde todo, y hace unos arañazos con mucho arte. Le encanta morderte los pies por la noche y los cables le vuelven loco. Pero a parte de eso nos ha traído mucha alegría, ahora Astrid pega carreras todos los días, cosa que ayudará a que baje peso, y tampoco cuando nos vamos a trabajar se queda sola. También hay que decir que Kyo se vuelve loco con cualquier cosa de comer, pero especialmente es un yonqui del pavo. De momento os dejo unas fotos de este diablo rubio a rayas que estoy segura nos dará muy buenos momentos. En pocas palabras ha sido todo un acierto.





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