viernes, 9 de noviembre de 2007

Viaje a Japón III: Kamakura 2º parte

Reanudamos nuestra marcha tras la comida y claro que tras casi espachurrar al pobre hombre, y esta vez más seguros de cómo, así que tiramos calle arriba hasta que llegamos a las puertas del Gran Buda. Como no de nuevo asombrados ante lo que teníamos delante, y es que Japón guarda verdaderas maravillas como esta, no hay palabras para describirlo así que si tenéis intención de ir a Tokio acercaros por aquí que merece la pena. A mi en particular me gustó mucho sobre todo porque me dio una sensación de tranquilidad enorme. Como no, también estuvo lloviendo pero al contrario de ser una molestia hacía el lugar más especial.

El Gran Buda de Kamakura (Daibatsu) fue realizada entre los años 1252 y 1255 según el modelo del Gran Buda de Todai-ji en Nara aunque este último era más grande. Pero el de Kamakura aún así ostenta el segundo lugar respecto a tamaño se refiere. Esta imponente estatua que representa a Amida (el Buda más importante del Jodo) mide en total 14 metros incluyendo su pedestal con un peso aproximado de 121 toneladas, y flanqueado a manera de ornamento por dos esculturas en forma de flor más pequeñas en comparación con el Buda. Pertenece al templo Kotokuin aunque de éste no queda nada debido a la actividad sísmica que acabó con el en 1495 y desde entonces el Gran Buda está al aire libre mostrando todo su esplendor. En los sesenta por miedo a que con los terremotos su cabeza se derrumbase esta fue reforzada. Pero aunque intente describirlo tanto por sus cualidades como por su belleza se me hace difícil hacerle justicia con palabras, como se dice siempre es mejor una imagen que mil palabras:
Estábamos ensimismados con tan imponente Buda, fascinados por esa inmutabilidad que parece poseer, por su historia, por lo que habría presenciado a lo largo de tantos siglos... y es que entre divagación y divagación ya era tarde y llevábamos allí desde las nueve de la mañana, así que nos volvimos a Tokio. O esa era nuestra intención porque en el camino a la estación encontramos a la izquierda de la calle que nos llevaba a la estación una pequeña tienda en la que todo lo que vendían estaba relacionado con los gatos, había gatos por todos lados,en cerámica, pintados, vestidos de samurai, tazas de gatos, y un largo etc., todo un peligro para mi como enamorada de estos felinos (y es que para eso Japón parecía un paraíso). Finalmente acabamos con una taza, una figura muy divertida y una postal que me recordaba a mi querido Rufo. La tienda era muy agradable, pequeña pero llena de encanto y un hombre adorable que la atendía.

Una vez en Tokio otra vez y rendidos del cansancio nos acercamos primero al hotel a cambiarnos de ropa porque sin darnos cuenta nos habíamos puesto de barro hasta las orejas con tanta agua, nos dimos un baño y tras eso salimos de nuevo para acercarnos hasta Akibahara que era un lugar al que quería llevar a Jesús. Eso si sin darnos cuenta ya era bastante tarde y cuando llegamos como que estaba casi todo cerrado excepto Laox y poco más, así que dimos una vuelta para así orientarnos un poco mejor al día siguiente. A la vuelta se nos ocurrió ir andando hacia Ginza y de ahí a Shiodome , (en Jaltour donde sacamos el viaje nos había comentado la agente que hacer algo así era un paseo agradable y para nada largo, como el que recorre la Gran Vía, pero vamos ni de lejos!) Cierto es que íbamos muy cansados pero aún así andamos bastante, así que del que os diga que cada barrio se ve en un momento ni le escuchéis.

Nosotros llegamos a Kanda y ahí decidimos parar a descansar en un café al que nos hicimos asiduos durante nuestra estancia y es que el mocca que preparaban con caramelo por encima estaba de vicio. Allí planificamos lo que haríamos al día siguiente y cuando nos dimos cuenta eran casi las 11 de la noche así que entre miedo a no poder regresar en metro y en mayor parte por cansancio nos fuimos al hotel a disfrutar de las vistas y a dormir. Y así pasamos nuestro primer día, asombrados continuamente y maravillados de ver como es el país nipón y sus gentes. Cada minuto más enamorados de Tokio.

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1 comentario:

Jesús dijo...

Hola de nuevo cielo,

leyendo de nuevo tus comentarios sobre el viaje, descubro que no comentas nuestra experiencia en la farmacia frente la estación desde la que volvimos de KamaKura.

Resulta que nos dimos cuenta en aquel día que necesitábamos condones y como no al cruzarnos con la farmacia procedimos a ello. Por supuesto no podíamos reconocerlo dado que estaba los caracteres en Katanaca o Hiragana. Esto hizo que me dirigiera a la dependiente de la tienda, una personilla mayor bastante maja que al verme acercarme vio venir el reto como los surfistas ven venir las olas de 6 metros.

El dialogo fue "obtuso", la mujer tenia todavía menos idea de inglés que yo y claro yo de japonés la misma que de mandarín. Empecé a describir en inglés lo que era lo que quería haciendo divertidos movimiento con las manos intentando representar algo, llegue a decir "umbrella", vamos íbamos mal.

Finalmente, Marina para variar me tuvo que sacar de aquel embolado, por que esa mujer no me iba a dejar ir sin lo que quería, los japoneses te ayudan, aunque les cueste horas, dibujos, colas... vamos que lo de la "perseverancia" es verdad. Con lo que Marina mencionó "condón", impresionante, la mujer asintió y en silencio y sin mirarnos a la cara nos indicó donde estaban y a continuación nos cobró el importe.

Es impresionante, pero en la gran sociedad de la información y tecnología sigue habiendo "vergüenza" incluso al vender preservativos. Cierto es que fue un caso aislado en nuestra experiencia pero curioso.

Por cierto la caja parecía de gominolas, puedo decir que nunca lo hubiera deducido.